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La Tecnología Wearable: un sistema de pago en auge

1 agosto 2019

Como ocurre a menudo cuando se trata de tecnología, el término anglosajón acaba imponiéndose ante cualquier posible traducción al español. Así, acabamos diciendo que cada vez más personas apuestan por utilizar tecnología wearable, que no es otra cosa que tecnología que podemos llevar puesta o tecnología vestible. ¿En qué nivel de desarrollo e implantación se encuentran los dispositivos wearable? ¿Cuál es su utilidad? ¿Influirán en los hábitos de consumo a corto o medio plazo? Lo analizamos en este post.

¿Qué son los dispositivos wearables?

Como ya hemos mencionado, algo wearable es algo que literalmente se puede “vestir”. ¿Podemos entonces guardar esta tecnología en nuestro cajón de calcetines y calzárnosla cada mañana antes de salir de casa? Prácticamente sí. Quizás los calcetines no han sido todavía objeto de diseñadores tecnológicos pero por el momento, lo que sí nos ponemos son relojes y pulseras inteligentes. Estos dos, son los dispositivos wearable más demandados pero los avances actuales permiten digitalizar muchos otros elementos, como gafas, cascos o chalecos.

La tecnología “vestible” nace, como la mayor parte de avances tecnológicos, para hacernos la vida más sencilla. Esto es algo que debemos priorizar mucho en España porque, según la consultora IDC, en el último trimestre de 2018 las ventas de dispositivos wearable se incrementaron en nuestro país el 30% respecto al mismo período del año anterior. De hecho, España ocupa el tercer lugar en el ranking mundial de penetración de la tecnología wearable, solo por detrás de Estados Unidos y Turquía, según un estudio de Ipsos Affluent Intelligence.

La sencillez que los dispositivos wearable aportan a la vida diaria se basa principalmente en que podemos acceder a funcionalidades tecnológicas, como conocer nuestro ritmo cardíaco o consultar un correo electrónico, sin necesidad de llevar dispositivos específicos para ello, simplemente con algo que forma parte de nuestra vestimenta habitual, ya sea ropa o accesorio.

Pulseras y relojes, líderes de los dispositivos wearables

Probablemente en los próximos años veamos diversificado mucho más el espectro de wearable utilizados en España, pero actualmente las pulseras y relojes lideran el mercado. Esto se debe, en parte, a que el uso más popularizado de la tecnología wearable es el de la salud y el ejercicio físico. Estos dos formatos “de muñeca” se centran especialmente en monitorizar cuestiones como el ritmo cardíaco, la distancia recorrida, las horas de sueño acumuladas, etc. La localización GPS, tanto para niños como para personas mayores, es otro de los usos más popularizados que se consigue cómodamente con estos formatos.

Las funcionalidades de los dispositivos wearable, sin embargo, son prácticamente ilimitadas. Por ejemplo, instalando uno de ellos en unas gafas, como ya se hiciera en 2012 con las pioneras Google Glass, un operario podría reparar una máquina recibiendo asistencia remota sobre todo aquello que está viendo. De la misma forma, un chaleco puede llevar un detector de gases contaminantes o incluso un sistema de detección de caídas que mande un mensaje de alerta a los sistemas de emergencia si el trabajador sufre un accidente.

La tecnología wearable como método de pago

Más allá de las aplicaciones en el mundo industrial, en lo que probablemente más se trabajará en los próximos años, una de las utilidades más prácticas de los dispositivos wearable, que ya está implementada en el mercado, es su uso como método de pago.

Su funcionamiento es muy sencillo, basta con acercar el dispositivo wearable (reloj o pulsera, por ejemplo) al  terminal TPV de los comercios y se ejecuta el cobro. Su uso es igual al del contactless pero va un paso más allá en comodidad, ya que ahora para pagar solo necesitamos algo que llevamos puesto, pudiendo  dejar en casa la tarjeta de crédito e incluso el teléfono móvil. Comprobamos la efectividad de este sistema de pago al imaginarlo en situaciones como una tarde de ejercicio donde el deportista necesita ir lo más ligero posible o un festival de música, donde los asistentes prefieren dejar en casa hasta su smartphone para evitar robos.

Aunque, como hemos visto, el uso del wearable es prácticamente igual al del contactless, su implantación está siendo algo más lenta. Esto se debe, en parte, a que todavía no se han exprimido al máximo las posibilidades que ofrece esta tecnología: ni los fabricantes han diversificado la totalidad de sus funcionalidades, todavía muy centradas en el fitness; ni los comercios han generalizado su incorporación a la experiencia de cliente.

La experiencia de cliente, optimizada con los dispositivos wearable

Como decíamos al inicio de este post, la tecnología se encamina siempre a hacernos la vida más fácil, especialmente en materia de consumo. Pues bien, los dispositivos wearable ofrecen grandes oportunidades para mejorar la experiencia de cliente y los negocios más avispados las están utilizando ya. Es el caso, por ejemplo, de los festivales de música.

Ni largas colas en las cajas, ni recuentos a la hora del cierre, los festivales han sido pioneros en optimizar las posibilidades que ofrecen los wearable al hacer que la propia pulsera de acceso al recinto se convierta también en el método de pago en los locales del mismo. ¿Es útil para el asistente? Infinitamente, no solo disfruta de la música más ligero en los bolsillos sino que reduce esperas a la hora de pagar y, además, recupera el dinero no consumido al acabar los conciertos (cosa que no pasaba cuando la organización hacía cambiar el dinero por moneda de plástico). El festival, por su parte, se ahorra muchas de las gestiones al tener los cobros digitalizados: sin cuadros de caja ni pérdidas de dinero.

Esto es solo el principio de las muchas mejoras que pueden nacer alrededor de esta tecnología: llevar grabado en tu pulsera wearable tu consumición habitual en la cafetería y no tener más que escanearla para pedirla; recibir ofertas en tiempo real mientras paseas por una tienda de ropa; recibir indicaciones para una visita guiada a un museo, etc. Y tú, ¿has pensado ya cómo puedes aprovechar las posibilidades de los dispositivos wearable para hacer crecer tu negocio?

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